Santiago 4:8

 

 

 

 

Guerras y conflictos

 

 

 

¿De dónde vienen las guerras y los conflictos[a] entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones[b] que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís[c] y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos[d], para gastarlo en vuestros placeres. ¡Oh almas adúlteras[e]! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El celosamente anhela[f] el Espíritu que ha hecho morar en nosotros[g]Pero El da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildesPor tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo[h], purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto[i] y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos en la presencia del Señor y El os exaltará.

11 Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella. 12 Sólo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

 

 

Promesas – Alguien Necesita Un Hombro Para Llorar

 

 



Aquel que sufre no espera sólo nuestros consejos o nuestros buenos deseos.

Sencillamente necesita un hombro sobre el cual llorar, una mirada que preste atención y dos oídos dispuestos a escuchar.

Alguien, en definitiva, que traspase la estructura de las frases hechas y con su propia vida exprese: aquí estoy, te acompaño, puedes contar conmigo.

Muy cerca de ti quizás hay alguien que necesita solo un hombro para llorar.

Las palabras amables son como la miel: endulzan la vida y sanan el cuerpo (Proverbios 16:24).

Proverbios 17:22
El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos.

Proverbios 15:13
El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu.

Proverbios 18:14
El espíritu del hombre puede soportar su enfermedad, pero el espíritu quebrantado, ¿quién lo puede sobrellevar?

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

REFLEXION

¿ESTÁS CUIDANDO TU CORAZÓN?

 

 

 



Cuida tu corazón más que otra cosa, porque él es la fuente de la vida. Proverbios 4:23 (RVC)

Se considera al corazón como la fuente de nuestros sentimientos y voluntad, es por ésta razón que cuando es herido muchas áreas de nuestra vida se ven afectadas. 

Sentimos que perdemos la fuerza, no queremos hacer nada y por consiguiente nuestra voluntad se hace muy pobre como para volver a insistir en levantarnos, nos sentimos desanimados y deprimidos.

Escucha, hijo mío, y sé sabio, y dirige tu corazón por el buen camino. Proverbios 23:19

Lamentablemente, la mayoría de estos problemas que enfrentamos se presentan porque no queremos escuchar. 

Dios quiere que seas sabio en la dirección que vas, no expongas tu corazón al peligro tomando decisiones que te apartan del camino correcto. 

Por ejemplo, al permitir que se alimenten tus sentimientos con una amistad que no conoce a Dios, al revivir escenas del pasado que sólo alimentan el odio o al desobedecerle.

Podrán moverse los montes, podrán temblar las colinas, pero mi misericordia jamás se apartará de ti, ni se romperá mi pacto de paz contigo. Lo digo yo, el Señor, quien tiene de ti misericordia. Isaías 54:10

Si te has sentido sin fuerzas lo más seguro es que estás caminando con un corazón lastimado y necesitas de Dios. 

Si siendo cristiano has permitido que lastimen tu corazón, el mismo que un día Dios sanó, ¡No te preocupes! Él quiere sanarte de nuevo, solamente pídele perdón con sinceridad porque Aquel que te ama jamás te dejará, aunque muchas veces sientas que lo mereces.

Habla con el Señor y agradécele por su inmenso amor y misericordia, dile que has tomado malas decisiones y pídele perdón por no cuidar tu corazón. 

Muéstrale tus heridas y deja que las sane, permite que te dé nuevas fuerzas para empezar de nuevo.

Comprométete con Él para que las nuevas decisiones que tomes le agraden.

¡Ya no te expongas al peligro, escucha la voz de Dios!