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UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

 

1 Corintios 9:1-2 La Biblia de las Américas

Pablo defiende su apostolado

 

 

¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, por lo menos para vosotros sí lo soy; pues vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor.

Mi defensa contra[a] los que me examinan es esta: ¿Acaso no[b] tenemos derecho a comer y beber? ¿Acaso no[c] tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente[d], así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? ¿O acaso solo Bernabé y yo[e] no tenemos el derecho a no trabajar? ¿Quién ha servido alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe[f] de la leche del rebaño? ¿Acaso digo esto según el juicio humano[g]? ¿No dice también la ley esto mismo? Pues en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey cuando trilla. ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes? 10 ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha. 11 Si en vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo material? 12 Si otros tienen este derecho sobre vosotros, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo. 13 ¿No sabéis que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? 14 Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio. 15 Mas yo de nada de esto me he aprovechado[h]. Y no escribo esto para que así se haga conmigo; porque mejor me fuera morir, que permitir que alguno me prive de esta gloria[i]. 16 Porque si predico[j] el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo; pues ¡ay de mí si no predico[k] el evangelio! 17 Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si lo hago en contra de mi voluntad, un encargo[l] se me ha confiado. 18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar[m] el evangelio, pueda ofrecerlo[n] gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho en el evangelio.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Así soy yo ¡nadie me cambiará!

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

 

 

He escuchado a muchos decir esta afirmación «así soy yo, nadie me cambiará» quizá la utilizan como defensa para que nadie se involucre en su vida. Pero, ¿permitirán que Dios realice la obra en sus corazones?

Así soy yo, aunque se enojen

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.

Colosenses 3:12 (RVR 1960).

La ropa es visible a los ojos de los demás, es aquello que podemos reflejar al mundo. El Señor nos enseña que nuestro carácter es como una vestimenta puesta, y pide que los que nos rodean puedan observar que somos escogidos de Dios, santos, llenos de amor, misericordia, bondad, humildad y paciencia.

Por tanto, las palabras «así soy yo, aunque se enojen» no son agradables para nuestro Señor. Alguien que ama a Dios tendría que decir «así es Jesús y quiero ser como Él». Las virtudes de Cristo deben mostrarse en nuestra vida a los ojos de los demás.

Quiero cambiar

La prudencia consiste en refrenar el enojo, y la honra, en pasar por alto la ofensa.

Proverbios 19:11 (DHH).

Es fácil odiar, lastimar, destruir, pecar, ser impaciente, peleador, de mal carácter, malo, soberbio, cruel, causar guerra y dolor; es sencillo decir «así soy yo». Pero, qué difícil es seguir los pasos de Cristo y esforzarse por cambiar.

Si somos hijos de Dios no deberíamos actuar mal, sino mostrar el carácter de Jesús, siendo sabios en refrenar el enojo, pasar por alto la ofensa, al ser pacientes y perdonando a los demás, entre otras cosas. Recuerda que Él buscó con amor a sus discípulos después de ser abandonado por ellos.

En esta oportunidad te animo a renunciar a las palabras «así soy yo» por «quiero cambiar». Si quieres quitarte la ropa sucia que llevas puesta, debes empezar pidiendo perdón por tus pecados, acciones y mal carácter; después pídele al Señor que te ayude a cambiar y ser como Él.

Shirley Chambi

CVCLAVOZ