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Nehemías 13:21 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

Reformas de Nehemías

 

 

13 Aquel día leyeron del libro de Moisés a oídos del pueblo; y se encontró escrito en él que los amonitas y los moabitas no debían entrar jamás en la asamblea de Dios, porque no recibieron a los hijos de Israel con pan y agua, sino que contrataron contra ellos a Balaam para maldecirlos; pero nuestro Dios convirtió la maldición en bendición. Y sucedió que cuando oyeron la ley, excluyeron de Israel a todo extranjero.

Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de los aposentos de la casa de nuestro Dios, y que era pariente[a] de Tobías, le había preparado un gran aposento[b], donde anteriormente se colocaban las ofrendas de cereal, el incienso, los utensilios, y los diezmos del cereal, del mosto y del aceite prescritos para los levitas, los cantores y los porteros, y las contribuciones[c]para los sacerdotes. Pero durante todo este tiempo yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo había ido al rey; pero después de algún tiempo, pedí permiso al rey, y vine a Jerusalén y me enteré[d] del mal que Eliasib había hecho por favorecer a Tobías, al prepararle un aposento en los atrios de la casa de Dios. Esto me desagradó mucho, por lo cual arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera del aposento. Entonces ordené que limpiaran los aposentos; y puse de nuevo allí los utensilios de la casa de Dios con las ofrendas de cereal y el incienso.

10 También descubrí[e] que las porciones de los levitas no se les habían dado, por lo que los levitas y los cantores que hacían el servicio se habían ido[f], cada uno a su campo. 11 Por tanto, reprendí a[g] los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Entonces reuní a los levitas[h] y los restablecí en sus puestos. 12 Entonces todo Judá trajo el diezmo del cereal, del mosto y del aceite a los almacenes. 13 Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad[i] era repartir las raciones a sus parientes[j]14 Acuérdate de mí por esto, Dios mío, y no borres las obras de misericordia que he hecho por la casa de mi Dios y por sus servicios.

15 En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban los lagares en el día de reposo, y traían haces de trigo y los cargaban en asnos, y también vino, uvas, higos y toda clase de carga, y los traían a Jerusalén en el día de reposo. Y lesamonesté por el día en que vendían los víveres. 16 También habitaban allí[k], en Jerusalén, tirios, que importaban pescado y toda clase de mercancías, y los vendían a los hijos de Judá en el día de reposo. 17 Entonces reprendí a[l] los nobles de Judá, y les dije: ¿Qué acción tan mala es esta que cometéis profanando el día de reposo? 18 ¿No hicieron lo mismo vuestros padres, y nuestro Dios trajo sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta aflicción? Vosotros, pues, aumentáis su furor contra Israel al profanar el día de reposo.

19 Y aconteció que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén, antes del día de reposo, ordené que se cerraran las puertas y[m] que no las abrieran hasta después del día de reposo. Entonces puse algunos de mis siervos a las puertas para que no entrara ninguna carga en día de reposo. 20 Pero una o dos veces, los mercaderes y vendedores de toda clase de mercancía pasaron la noche fuera de Jerusalén. 21 Entonces les advertí[n], y les dije: ¿Por qué pasáis la noche delante de la muralla? Si lo hacéis de nuevo, usaré fuerza[o] contra vosotros. Desde entonces no vinieron más en el día de reposo. 22 Y ordené a los levitas que se purificaran y que vinieran a guardar las puertas para santificar el día de reposo. Por esto también acuérdate de mí, Dios mío, y ten piedad de mí conforme a la grandeza de tu misericordia.

23 Vi también en aquellos días a judíos que se habían casado con[p] mujeresasdoditas, amonitas y moabitas. 24 De sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y ninguno de ellos podía hablar la lengua de Judá, sino la lengua de su propio pueblo[q]25 Y contendí con ellos y los maldije, herí a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y les hice jurar por Dios, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos; tampoco tomaréis de sus hijas para vuestros hijos ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Sin embargo, entre tantas naciones no hubo rey como él, y era amado por su Dios, y Dios le había hecho rey sobre todo Israel; pero aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Y se debe oír[r] de vosotros que habéis cometido todo este gran mal obrando infielmente contra nuestro Dios casándoos con[s] mujeres extranjeras? 28 Aun uno de los hijos de Joiada, hijo del sumo sacerdote Eliasib,era yerno de Sanbalat horonita, y lo eché de mi lado. 29 Acuérdate de ellos, Dios mío, porque han profanado el[t] sacerdocio y el pacto del sacerdocio y de los levitas.

30 Así los purifiqué de todo lo extranjero, y designé oficios para los sacerdotes y levitas, cada uno en su ministerio, 31 e hice arreglos para la provisión de leña en los tiempos señalados y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!

 

 

 

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¿Cómo Desarrollar Una Disciplina Espiritual?

 

 

“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina…” (1 timoteo 4:16)


Sólo hablar de la disciplina espiritual no te va a llevar muy lejos, y mucho menos el hablar de cuánto la necesitan los demás. Describiendo a unos amigos que conocía de toda la vida, Scott Turow escribió: “Hace muchos años conocí su secreto más sucio y desagradable: que su pasión por cambiar el mundo venía de la incapacidad de cambiarse a sí mismos”. ¡Hola! ¿Hablas mucho de cosas que no has experimentado personalmente, usándolo como una cortina de humo para tapar tu propia superficialidad? Entiende esto: desarrollar una disciplina espiritual es algo que requiere muchísimo esfuerzo y se hace casi siempre en secreto, es humillante, y no siempre divertido. Examinémoslo por partes:

disciplina-espiritual

Desarrollar Una Disciplina Espiritual

¿Requiere muchísimo esfuerzo? Absolutamente. Significa ser más duro con uno mismo de lo que uno quisiera. Exige comprobar con regularidad tu forma de expresarte, tus relaciones y elecciones vitales, y corregirlas cuando sea necesario. ¿Hacerlo en secreto? Sí; cuando te estás esforzando para desarrollar una disciplina espiritual, es sabio no hablar mucho de lo que estás haciendo. Hablar es fácil; simplemente, ¡hazlo! ¿Es humillante? ¡Sin ninguna duda! Algunos días es como dar un paso hacia delante y dos hacia atrás… La disciplina espiritual requiere “seguir la trayectoria” mientras otros se apartan sin querer reconocerlo, o poniendo excusas. ¿No es siempre divertido? Desarrollar una vida de disciplina espiritual es una experiencia que te da satisfacción, pero no siempre es divertido. Pon atención a lo que escribió Pablo:

“…yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire; sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:26-27).

 

 

 

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REFLEXION

 

 

¡Tengo una obligación!

 

 

 

Es frecuente observar a la gente reclamar por sus derechos, lo raro es que uno se exija a sí mismo las obligaciones que tiene como algo que también es importante. Por ejemplo, tener la capacidad de negar la diversión cuando tengo el deber de estudiar para un examen porque “tengo una obligación como estudiante”.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

Tal como recibimos constante el amor de Dios, tenemos la obligación amarnos constantemente “unos a otros.”

Amar al prójimo cumple tres propósitos. Primero: es una bendición, mucha gente necesita desesperadamente muestras de amor, una palabra cariñosa, un abrazo, ver a alguien que se preocupa por ellos. Segundo: el cristiano que da amor muestra que Cristo está vivo y además que lo conoce. Tercero: el que da amor cumple la ley.

Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Romanos 13:8-10

La ley describía con gran detalle el comportamiento que los israelitas debían mostrar uno con otro y con aquéllos más allá de su comunidad, pero resume todo en el “Amor”. La persona que ama a su prójimo no adulterará con el vecino o la esposa del vecino; no matará; no robará a su prójimo; y no codiciará sus posesiones. La razón es simple: cualquier acción que pudiera lastimar al prójimo no concuerda con amor.

Cuando Pablo dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, reconoce que nos amamos porque solemos hacer lo que nos venga mejor y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo,” significa que también debemos actuar según lo que sea mejor para nuestro prójimo.

No te enfoques solamente en pedir bendiciones porque tienes una obligación como hijo de Dios; reclámate a ti mismo y di: “Tengo la obligación de amar”. Recuérdate a cada momento este deber y de esta manera te será más fácil hacer el bien a los que te rodean, perdonarlos, cuidarlos, y protegerlos, así como Dios hace con nosotros.

¡Antes de reclamar tus derechos, cumple tus obligaciones!

 

 

 

 

Shirley Chambi
CVCLAVOZ