2 Reyes 10:19-23 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

 

Reinado de Jehú

 

 

10 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los príncipes de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de los hijos de Acab, diciendo:Ahora, cuando esta carta llegue a vosotros, como los hijos de vuestro señor están con vosotros, así como también[a] los carros y los caballos y una ciudad fortificada y las armas, escoged al mejor y más capaz[b] de entre los hijos de vuestro señor, y ponedloen el trono de su padre, y luchad por la casa de vuestro señor. Pero ellos temieron en gran manera y dijeron: He aquí, los dos reyes no pudieron sostenerse delante de él; ¿cómo, pues, podremos sostenernos nosotros? Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba sobre la ciudad, los ancianos, y los ayos de los hijos, enviaron palabra a Jehú, diciendo: Somos tus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey; haz lo que te parezca bien. Entonces por segunda vez les escribió una carta, diciendo: Si estáis de mi parte y escucháis mi voz, tomad las cabezas de los hombres, de los hijos de vuestro señor, y venid a mí a Jezreel mañana a estas horas. Y los hijos del rey, setenta personas, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban. Y sucedió que cuando la carta llegó a ellos, tomaron a los hijos del rey, y los mataron, setenta personas, y pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jezreel. Cuando el mensajero vino y le avisó, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey, él dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana. Y[c] por la mañana, él salió, y estando en pie, dijo a todo el pueblo: Vosotros sois inocentes[d]; he aquí, yo conspiré contra mi señor y lo maté, pero, ¿quién mató[e] a todos éstos? 10 Sabed entonces que no caerá a tierra ninguna de las palabras del Señor, las cuales el Señor habló acerca de la casa de Acab. El Señor ha hecho lo que habló por medio[f] de su siervo Elías. 11 Y Jehú mató[g] a todos los que quedaban de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus grandes, a sus amigos íntimos[h] y a sus sacerdotes, hasta que no le dejó ningún sobreviviente.

12 Entonces se levantó y partió, y fue a Samaria. En el camino mientras estaba en Bet-eked[i] de los pastores, 13 Jehú encontró a los parientes[j] de Ocozías, rey de Judá, y dijo: ¿Quiénes sois vosotros? Y ellos respondieron: Somos parientes[k] de Ocozías; y hemos descendido para saludar a[l] los hijos del rey y a los hijos de la reina madre. 14 Y él dijo: Tomadlos vivos. Y los tomaron vivos, y los mataron en el foso de Bet-eked, cuarenta y dos hombres; no dejó ninguno de ellos.

15 Cuando partió de allí, encontró a Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro, lo saludó[m] y le dijo: ¿Es recto tu corazón como mi corazón es con el tuyo[n]? Y Jonadab respondió: Lo es. Y Jehú dijo: Si lo es, dame la mano. Y le dio su mano y lo hizo subir al[o]carro. 16 Y él dijo: Ven conmigo y verás mi celo por el Señor. Y lo hizo[p] ir con él en su carro. 17 Y cuando llegó a Samaria, mató[q] a todos los que quedaban de Acab en Samaria, hasta que los[r] destruyó, conforme a la palabra que el Señor había hablado a Elías.

18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo, y les dijo: Acab sirvió a Baal un poco, Jehú lo servirá mucho. 19 Llamad ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes; que no falte ninguno, porque tengo un gran sacrificio para Baal; todo el que falte no vivirá. Pero Jehú lo hizo con astucia[s] para poder destruir a los adoradores de Baal. 20 Y Jehú dijo: Santificad una asamblea solemne para Baal. Y ellos laconvocaron. 21 Entonces Jehú envió aviso por[t] todo Israel y vinieron todos los adoradores de Baal, y no quedó ninguno que no viniera. Y cuando entraron en la casa de Baal, la casa de Baal se llenó de un extremo al otro. 22 Y dijo al que estaba encargado del[u]vestuario: Saca vestiduras para todos los adoradores de Baal. Y él les sacó vestiduras.23 Y entró Jehú en la casa de Baal con Jonadab, hijo de Recab; y dijo a los adoradores de Baal: Buscad y ved que no haya aquí con vosotros ninguno de los siervos del Señor, sino sólo los adoradores de Baal. 24 Entonces entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Y Jehú había colocado ochenta hombres afuera, y había dicho: El que permita escapar a uno de los hombres que yo ponga en vuestras manos, dará su vida por la de él[v].

25 Y[w] tan pronto como acabó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a la guardia[x] y a los oficiales reales: Entrad, matadlos[y]; que ninguno salga. Y los mataron[z] a filo de espada; y la guardia[aa] y los oficiales reales los echaron fuera, y llegaron hasta el aposento interior[ab] de la casa de Baal. 26 Y sacaron los pilares sagrados de la casa de Baal, y los quemaron. 27 También derribaron el pilar sagrado de Baal y demolieron la casa de Baal, y la convirtieron en una letrina, hasta hoy. 28 Así Jehú extirpó a Baal de Israel.

29 Sin embargo, en cuanto a los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, Jehú no se apartó de éstos, o sea, de los becerros de oro que estaban en Betel y en Dan. 30 Y el Señor dijo a Jehú: Porque has hecho bien al hacer lo recto ante mis ojos, yhas hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos hasta[ac] la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel. 31 Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley del Señor, Dios de Israel, con todo su corazón, ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israel.

32 En aquellos días el Señor comenzó a cortar partes de[ad] Israel; y Hazael los derrotó[ae]por todo el territorio de Israel: 33 desde el Jordán hacia el oriente, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés; desde Aroer, que está junto al valle del Arnón, y hasta Galaad y Basán. 34 Y los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo y todo su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar. 36 Y el tiempo[af] que Jehú reinó sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

Jovenes Cristianos – ANIMALES LIMPIOS, ANIMALES INMUNDOS

 

Pasaje clave: Levítico 11.

 

Probablemente pienses (cuando yo tenía tu edad también pensaba lo mismo): “¿No hay temas más importantes en la Biblia?” “¿Para qué voy a perder mi tiempo leyendo sobre animales limpios e inmundos?”

Tranquilo. No dejes que la ansiedad “te mate”. Aunque te cueste creerlo (a mí me llevó bastante tiempo), aún de estos dos capítulos puedes “comer” cosas espirituales que te llenen y te dejen bien satisfecho.

Dios nunca habla por hablar. Todo lo que Él dice tiene un propósito bien definido y es útil para todos aquellos que sienten y tiene hambre por su Palabra.

Recuerda que los israelitas estaban viviendo en el desierto. Allí no había centros de salud, ni lugares de desintoxicación, ni hospitales. No había profesionales de la salud, dietólogos, ni bromatólogos que analizaran la calidad y el estado de los alimentos. Por lo tanto el médico dietólogo y el bromatólogo era Dios mismo. Y al darles esta lista de animales permitidos y prohibidos para comer, lo que estaba haciendo era protegerlos de contaminaciones y enfermedades además de desafiarlos a la santidad aún en lo que comían. Otra manera muy clara de marcar diferencias entre ellos y el resto de los pueblos o naciones. ¿Te das cuenta?

Hoy, tú y yo estamos en la gracia, estamos en Cristo, y por lo tanto podemos comer cualquier clase de alimentos. No tenemos ninguna prohibición. Pero recuerda que no es únicamente tu estomago lo que alimentas cada día. También estás dándoles de comer a tu mente y a tus emociones.

¿Cómo y con qué te estás alimentando?

Para nosotros, “comer de los animales limpios”, significa alimentar la mente y el corazón con todo aquello que nos haga bien en nuestra relación con Dios y con las personas, sean o no cristianas.

¿Te alimentas de la Palabra de Dios?

¿Aprovechas la mayor parte de tu tiempo para compartir y estar en comunión con personas que te bendicen y edifican?

¿Escuchas y te llenas de excelente música cristiana?

¿Lees algún buen libro que te motive a vivir intensamente en Cristo?

¿Participas de actividades, encuentros, congresos, campamentos, concursos bíblicos, etc., que te estimulen a comer más y más de la Palabra?

Por otro lado, lo inmundo es sucio. Lo inmundo contamina y enferma. Sé sincero contigo mismo.

¿Con qué cosas inmundas estás alimentando tu mente y corazón? Tú las conoces y Dios también.

¿Con qué tipo de conversaciones, lecturas, películas, música, videojuegos o anime te estás contaminando?

¿Con qué clase de personas, vicios, mentiras o en qué lugares te estás ensuciando?

Piénsalo.

Todavía estás a tiempo de limpiar y santificar tu corazón. Todavía puedes acercarte al Dios santo para confesarle tus pecados y sanar tu mente y emociones. Todavía estás a tiempo de volver a alimentarte con la comida fresca de la Palabra de Dios para fortalecerte y vencer tus debilidades, para disfrutar de sus verdades y para llenarte de Su Espíritu.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

 

 

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

Intermitencia

 

 

¿Observaste que la intermitencia es la señal que un dispositivo refleja cuando está llegando al fin de su vida útil? El ser humano muestra este mismo estado en determinados momentos de su vida, porque un día está bien y al otro se siente mal. Un día se despierta lleno de optimismo y con la voluntad de conquistar el mundo; y al día siguiente las nubes negras del pesimismo parecen envolverlo por completo. Así son las cosas en esta vida, cambiantes, inconstantes y pasajeras.


Esta señal también puede ser considerada como un síntoma que si no se lo identifica a tiempo, puede causar serios daños en el futuro. En nuestro diario vivir algunas de las consecuencias serían:

-Un divorcio, porque la pareja argumenta que el amor se acabó entre ellos.
-Marcharte de casa, porque quieres tener más libertad y no estás de acuerdo con las reglas y normas establecidas por tus padres.

-Abandonar tus estudios, porque dejaron de interesarte las materias que llevabas y el área en el que podrías aplicar todo el conocimiento adquirido.

-Renunciar al ministerio que te fue encomendado, porque reemplazaste el primer lugar que ocupaba Dios en tu vida por otras cosas o personas.

-Alejarte de Dios porque ya no tienes deseos de orar, de leer tu biblia, de ayunar ni de servirlo.

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 1:8 (RVR 1960)

A pesar de estar considerando alguna de estas opciones u otra parecida, permíteme recordarte que nuestro Padre Celestial es diferente porque Él es permanente y eterno. La persona que lo busca todos los días, será constante en todo lo que realice. Su camino será un permanente crecimiento y hasta los sinsabores, tristezas y dificultades de su vida serán instrumentos que lo ayudarán en ese proceso constante de ir hacia adelante.

Descarta cualquiera de estas ideas de tu mente y vuelve a tener presente a Dios en tu vida y en cada una de las decisiones que vayas a tomar. No te olvides que Él siempre está a tu lado para ayudarte, lo único que espera de ti es que le pidas que intervenga a tu favor y te de dirección.

¿Necesitas fuerzas para continuar? Busca a Jesús, Él es la roca eterna, en Él no hay mudanza ni sombra de variación, nunca cambia, permanece para siempre.

Se constante en el temor a Dios porque la intermitencia destruye la vida.

Brisna Bustamante

 

 


CVCLAVOZ