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Filipenses 1:3 La Biblia de las Américas (LBLA)

Saludo

Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús:

A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los obispos[a] y diáconos: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Pablo ora por los filipenses

 

 

 

Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo[b] de vosotros, orando[c]siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros, por vuestra participación en el evangelio[d] desde el primer día hasta ahora,estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Es justo que yo sienta[e] esto acerca de todos vosotros, porque os llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones[f] como en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cuánto os añoro a todos con el entrañable amor[g] de Cristo Jesús. Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, 10 a fin de que escojáis lo mejor[h], para que seáis puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALBRA

REFLEXION

¿Que Hacer Cuando Estas Decepcionado?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Devocionales 2 Comentarios

“pero María se quedó en casa”. Juan 11:20

 

 

Jesús fue informado sobre la enfermedad de Lázaro con el tiempo suficiente para estar allí y curarlo. Sin embargo, llegó después de la muerte de Lázaro. Cuando Marta supo que Jesús estaba en la ciudad, ella inmediatamente corrió hacia Él. No obstante, María se quedó en la casa, tal vez desilusionada, decepcionada y sorprendida por la aparentemente llegada tardía del Señor.

Luego, un gran milagro ocurrió porque Jesús es el camino, la verdad y la vida. Lázaro fue devuelto a la vida después de haber estado muerto por más de tres días. Su decepción cambio inmediatamente al choque, temor, y gran regocijo por causa de Jesucristo.

Nosotros también algunas veces vamos a experimentar la decepción con Dios. Si sinceramente oramos a Dios y nuestra oración “no es atendida”, podemos ser como María, que permaneció sentada en casa. Mas aún, si somos capaces de captar la verdad de quién fue Jesús, quien es Jesús, y quien será siempre Jesús, nuestra decepción puede ser superada con gran alegría. Somos seres finitos y siempre incapaces de entender todo el panorama de lo que sucede. Nuestro impulso puede ser llevado a veces, pero tenemos una ancla en nuestras almas por el Espíritu Santo, y con Él podremos alinear nuestra vida con Dios.

El Señor lloró después de que María lanzó su dolor a sus pies. Él no respondía necesariamente a la muerte de Lázaro (después de todo, él sabía lo que iba a ocurrir a continuación). El Señor se dolió por la incredulidad hacia Él. Nuestro Dios es muy capaz de suplir nuestras necesidades y responder a nuestras oraciones cuando nosotros simplemente ponemos toda nuestra confianza en Él, aunque no siempre entendemos lo que está haciendo en el “cuadro completo de nuestra vida”.

Oración

Amado Señor, he experimentado momentos cuando me he sentido decepcionado contigo. Ayúdame a confiar en ti más que nunca, aunque no siempre entienda tus caminos. En el nombre de Jesús, Amén.

 

 

 

 

 

 

UN  ENCUENTRO CON LA PALABRA · 

REFLEXION

¿A quién estás alimentando?

 

Una pregunta bastante interesante dice: “Si se pelearan dos perros, uno blanco y el otro negro, ¿Cuál ganaría?” La mayoría responde que el blanco, pero la verdad es que el negro también tiene las mismas oportunidades de vencer.

Al ponerles dos colores opuestos a ambos animales, inmediatamente uno no puede dejar de pensar que se tratan de dos fuerzas que están en constante pugna; blanco y negro, el bien y el mal, la carne y el espíritu, la confianza y el escepticismo, etc.

Pablo tiene una forma elocuente de decirlo: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gálatas 5:17 versión Reina-Valera 1960

Imagina dos potencias enfrentándose entre sí por el domino de tu vida y que ambos habitan dentro de ti. Es interesante lo que ocurre, ambas fuerzas están subyugadas a nuestra propia mayordomía y a la que terminemos sometiéndonos, será la que ejerza dominio sobre nuestra conducta. Eso siempre ha ocurrido así.

Hay muchas personas que conocen a Dios, asisten a los servicios y hasta forman parte de un ministerio, pero continúan con viejos hábitos como la mentira, el chisme, la ira descontrolada, palabras soeces, la pornografía, etc. Su esfuerzo humano no es suficiente como para dejar esos malos hábitos.

Galas 5 del 16 en adelante, expone una larga lista titulada “los frutos de la carne”, todos consecuencia de haber alimentado al “sabueso” incorrecto durante mucho tiempo. Es verdad que en algunos casos al llegar a los pies de Jesús, muchos son librados instantáneamente de las cadenas pecaminosas que antes los tenían presos, pero en ocasiones y dentro de la soberanía de Dios, uno debe empezar a alimentar al espíritu para que cualquier mala costumbre o hábito de una vida pasada, sea eliminada por completo.

Más adelante, el mismo capítulo de Gálatas menciona los frutos del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Y como si fuera poco, cierra diciendo: “contra tales cosas no hay ley”, es decir, no hay juicio. Gálatas 5:22

La carne y el espíritu, todo el tiempo luchan dentro de nosotros. Son como esos perros de la pregunta inicial que están en constante punga por el dominio absoluto de nuestra vida. Ambos desean vencer, pero solo el más fuerte terminará dominando al otro.

La victoria de alguno de los dos está en tus manos; solo debes alimentar al que desees que gane.

 

 

 

 

 

Héctor Colque
CVCLAVOZ