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Números 20:11 La Biblia de las Américas (LBLA)

Dios da al pueblo agua de una roca

20 Los hijos de Israel, toda la congregación, llegaron al desierto de Zinen el mes primero; y el pueblo se quedó en Cades. Allí murió Miriam y allí la sepultaron.

Y no había agua para la congregación; y se juntaron contra Moisés y Aarón. El pueblo contendió con Moisés y le habló, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos murieron delante delSeñor! ¿Por qué, pues, has traído al pueblo[a] del Señor a este desierto, para que nosotros y nuestros animales muramos aquí[b]? ¿Y por qué nos hiciste subir de Egipto, para traernos a este miserable lugar? No es lugar de sementeras, ni de higueras, ni de viñas, ni de granados, ni aunhay agua para beber. Entonces Moisés y Aarón fueron de delante de la asamblea a la puerta de la tienda de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y se les apareció la gloria del Señor. Y habló el Señor a Moisés, diciendo: Toma la vara y reúne a la congregación, tú y tu hermano Aarón, y hablad a la peña a la vista de ellos, para que la peña dé su agua. Así sacarás para ellos agua de la peña, y beban la congregación y sus animales. Tomó Moisés la vara de la presencia del Señor, tal como El se lo había ordenado; 10 y Moisés y Aarón reunieron al pueblo[c] ante la peña. Y él les dijo: Oíd, ahora, rebeldes. ¿Sacaremos agua de esta peña para vosotros? 11 Entonces Moisés levantó su mano y golpeó la peña dos veces con su vara, y brotó agua en abundancia, y bebió el pueblo[d] y sus animales. 12 Y el Señor dijo a Moisés y a Aarón: Porque vosotros no me creísteis a fin de tratarme como santo ante los ojos de los hijos de Israel, por tanto no conduciréis[e] a este pueblo[f] a la tierra que les he dado. 13 Aquellas fueron las aguas de Meriba[g] porque[h] los hijos de Israel contendieron con el Señor, y El manifestó su santidad entre ellos.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿Cómo Tomar Decisiones Importantes?
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“POR EL SEÑOR SON ORDENADOS LOS PASOS DEL HOMBRE…” (Salmo 37:23)
Tienes que tener en cuenta tres consideraciones a la hora de tomar decisiones importantes:

1) No cedas a “la presión de la gente”.
En una ocasión el rey Saúl tuvo que hacer frente a treinta mil carros de los filisteos; viendo que el profeta Samuel no se encontraba presente para ofrecer los sacrificios que garantizaran la victoria del pueblo de Israel, entonces él mismo decidió usurpar el cargo del profeta y ofrecer su propio sacrificio. Cuando se presentó Samuel una semana más tarde y pidió explicaciones, Saúl dijo: “Ahora descenderán los filisteos contra mí… me vi forzado”. (1 Samuel 13:12). Cedió a “la presión de la gente”. Samuel dijo a Saúl: “Locamente has actuado… ahora tu reino no será duradero…” (1 Samuel 13:13-14). La voluntad de Dios se debe cumplir tal y como Él la ordena, así que espera sus instrucciones y no te le adelantes.

2) Cerciórate de que es el tiempo de Dios.
Él dice: “…He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar…” (Apocalipsis 3:8). Cuando tú abres una puerta, tienes que hacer algo para que se quede abierta, pero cuando Dios la abre, “nadie la puede cerrar”. No tienes que manipular nada ni a nadie, sólo entrar por ella.

3) Recuerda el principio de “frenar y soltar”.
El equipo misionero de Pablo quería ir a dos ciudades diferentes, “…pero el Espíritu no se lo permitió.” (Hechos 16:7). ¿Has enseñado a conducir a un adolescente alguna vez? ¿Cuál es lo primero que le enseñas a usar, el freno o el acelerador? ¡El freno! Si no está interesado en él, toma las llaves y vete porque es evidente que no está listo para conducir. Conforme conoces mejor a Dios, te darás cuenta de que Él guía mediante el principio de “frenar y soltar”, es decir, los frenos y el acelerador. Ésa es la forma de proceder cuando tus pasos están encaminados por el Señor.

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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REFLEXION

Prisionero

Cuenta una antigua historia que cada año, con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey de una pequeña ciudad liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, él mismo quiso ir a la prisión acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir a cuál prisionero iba a liberar.
- "Majestad", dijo el primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso estoy en la cárcel".
- "A mí", añadió otro, "me confundieron con un asesino pero yo jamás he matado a nadie".
- "El juez me condenó injustamente", dijo un tercero.
Y así, todos y cada uno manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser liberados. 
Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que por el contrario permanecía callado y algo distraído. Entonces, el rey le preguntó: "Tu, ¿por qué estás aquí?
- El hombre contestó: "Porque maté a un hombre majestad, yo soy un asesino".
- "¿Y por qué lo mataste?", inquirió el monarca.
- "Porque estaba muy violento en esos momentos", contestó el recluso.
- "¿Y por qué te violentaste?", continuó el rey.
- "Porque no tengo dominio sobre mi enojo", respondió el prisionero.
Pasó un momento de silencio mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la cárcel".
- "Pero majestad", replicó el Primer Ministro, "¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?"
- "Precisamente por eso", respondió el rey, "saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos."
Ocultar o negar tu pecado no te hará libre, Dios conoce todo lo que pasó y por más que hayas pecado una y otra vez, si te acercas a Él de corazón y le pides perdón reconociendo tu falta, te perdonará, olvidará lo que hiciste y te dará una nueva oportunidad.
No vivas preso de tu pecado, Dios te da la oportunidad de ser libre, solamente debes reconocer tus faltas y cambiar de actitud.
“Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” Hebreros 8:12
¡No esperes más! Alcanzar la libertad que anhelas, depende de ti.

 

 

 

 

Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ