Isaías 54:17

La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

Fecundidad de Jerusalén

 

 

54 Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz;
prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto;
porque son más los hijos de la desolada
que los hijos de la casada —dice el Señor.
Ensancha el lugar de tu tienda,
extiende[a] las cortinas de tus moradas, no escatimes;
alarga tus cuerdas,
y refuerza tus estacas.
Porque te extenderás hacia la derecha y hacia la izquierda;
tu descendencia[b] poseerá naciones,
y poblarán ciudades desoladas.

No temas, pues no serás avergonzada;
ni te sientas humillada, pues no serás agraviada;
sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,
y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.
Porque tu esposo es tu Hacedor,
el Señor de los ejércitos es su nombre;
y tu Redentor es el Santo de Israel,
que se llama Dios de toda la tierra.
Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu,
te ha llamado el Señor,
y como a esposa de la juventud que es repudiada
—dice tu Dios.
Por[c] un breve momento te abandoné,
pero con gran compasión te recogeré.
En un acceso[d] de ira
escondí mi rostro de ti por un momento,
pero con misericordia eterna tendré compasión de ti
—dice el Señor tu Redentor.

Porque esto es para mí como en los días[e] de Noé,
cuando juré que las aguas de Noé
nunca más inundarían[f] la tierra;
así he jurado que no me enojaré contra ti,
ni te reprenderé.
10 Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán,
pero mi misericordia no se apartará de ti,
y el pacto de mi paz no será quebrantado
—dice el Señor, que tiene compasión de ti.

11 Oh afligida[g], azotada por la tempestad, sin consuelo,
he aquí, yo asentaré tus piedras en antimonio,
y tus cimientos en zafiros[h].
12 Haré tus almenas de rubíes,
tus puertas de cristal[i]
y todo tu muro[j] de piedras preciosas.
13 Todos tus hijos serán enseñados por el[k] Señor,
y grande será el bienestar[l] de tus hijos.
14 En justicia serás establecida.
Estarás lejos de la opresión, pues no temerás,
y del terror, pues no se acercará a ti.
15 Si alguno te ataca ferozmente, no será de mi parte.
Cualquiera que te ataque, por causa de ti caerá.
16 He aquí, yo he creado al herrero que sopla las brasas en el fuego
y saca una herramienta para su trabajo;
yo he creado al devastador para destruir.
17 Ningún arma forjada contra ti prosperará,
y condenarás toda lengua que se alce contra ti en juicio.
Esta es la herencia de los siervos del Señor,
y su justificación viene de mí —declara el Señor.

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

REFLEXION

TOLERANCIA
Devocionales, Reflexión

 

 

 



Hace ya más de dos años atrás tuve la oportunidad de participar de un seminario de jóvenes y postmodernidad dictado por un español que llevaba mucho tiempo trabajando esta temática en su país, decidió venir a Chile y compartir la experiencia de su ministerio. 

De todo lo interesante que pude escuchar en esas plenarias, me quedo con una oración que resumió el sentido de su potente mensaje: “las personas cristianas son lo menos tolerante que hay”.

Antes de que te saques los pelos y te ataques por mi cita, déjame contextualizarte un poco más para comprender la lógica de este comentario. 

Si hablamos de postmodernidad, debemos entender que hablamos de un momento histórico que trae consigo una manera de pensar, una manera de vivir y distintas tendencias que se instalan en nuestra cultura. 

Por ejemplo, el relativismo es una de sus herencias, nada es blanco o negro y todo depende del ojo de quien ve y de las ideas que tenga sobre el mundo.

Esta visión puede que nos agrade o puede que nos cause comezón, pero es una realidad evidente en nuestra sociedad actual. 

No obstante, a lo que se refería el conferencista es que como pueblo cristiano figurábamos como los intolerantes por excelencia, puesto que las cosas eran “pecado” o “no pecado” y con esa misma categoría clasificábamos el comportamiento de nosotros mismos, y más aún, el de los demás.

Me inquieta el hecho de que esta es una realidad. A diario me relaciono con jóvenes que critican el comportamiento de otros por no ser “consecuente” o no estar “a la altura de las circunstancias”, lo que me inquieta aún más. 

Me ocupa el hecho de que nos convirtamos en “policías morales” sintiendo que tenemos el derecho y la autoridad para juzgar actos e intenciones ajenas.

Más me ocupa el hecho de que no seamos capaces de relacionarnos con “el mundo” porque “ellos” (y siempre en un todo despectivo) no viven la vida de la manera en que yo “el super espiritual” la vivo. 

Me preocupa el hecho de que más de una vez me encuentre yo misma cerrando mis oídos a las ideas que no cuadran con mi “perfecta” filosofía de vida y no pueda conocer otras realidades y visiones que en vez de sentir que atacan mi visión de la vida, me ayudan a sustentarla y defenderla con aún más vigor; no la defiendo para convencer a otros, la defiendo porque es lo que PARA MÍ ha sido una realidad.

A través de mi profesión de psicóloga me he encontrado con infinitas historias, visiones y formas de entender al mundo y en todas ellas trato (aunque muchas veces me cuesta MUCHO trabajo) de encontrar el punto en común, siempre hay algo que nos une: el amor, la esperanza, la amistad, el compañerismo, la libertad… ¡Algo! Y ese algo es el que nunca debemos perder de vista.

Tengo la convicción grabada a fuego de que el trabajo de nosotros en este mundo no es juzgar intenciones ni razones, nuestro trabajo es compartir la buena noticia, y esa buena noticia se llama Jesús. Nada más. 

Esa es nuestra misión. 

El Espíritu Santo se encarga del resto, no tú ni yo, Él lo hace a Su tiempo y en Su medida.

Aprendamos y luchemos por ser tolerantes ante las diferencias, esto no es caer en un relativismo moral o ser “light”, esto se trata de respeto, de amar en la diferencia para transmitir el amor que Cristo me entregó.

Cuando Él me escogió y te escogió éramos (espantosamente) diferentes a lo que cualquier moralista pudiera definir como lo óptimo, y así y todo Dios apostó por nosotros. 

A veces nos falta seguir ese ejemplo, ser capaces de abrir nuestra mentalidad y comprender que en el mundo existen millones y millones de personas radicalmente distintas a nosotras; sin embargo, Cristo murió por cada uno de nosotros, sin excepción y sin reparos, sólo LO HIZO.

“Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.

Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas”
Isaías 54:2-3 (RVR1960)

Autora: Poly Toro

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

 

 

 

Promesas de Dios->  Ningún proyecto vale el papel en el que está escrito a menos que lo haga comenzar algo.

Muchas personas se esfuerzan por ser perfeccionistas, pero es el que termina los trabajos el que por lo general más logra en la vida.

 

 

 

 

Habacuc 2:2
Escribe la visión, grábala en tablas, para que pueda leerse de corrido.

Eclesiastés 9:10
Todo lo que tu mano halle para hacer, haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adonde vas.

Efesios 6:7
Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,

Romanos 12:11
no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor,

Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres,

Génesis 37:35
Y todos sus hijos y todas sus hijas vinieron para consolarlo, pero él rehusó ser consolado, y dijo: Ciertamente enlutado bajaré al Seol por causa de mi hijo. Y su padre lloró por él.

1 Samuel 10:7
Cuando estas señales te hayan sucedido, haz lo que la situación requiera, porque Dios está contigo.

Job 21:13
Pasan sus días en prosperidad, y de repente descienden al Seol.

Salmos 6:5
Porque no hay en la muerte memoria de ti; en el Seol, ¿quién te dará gracias?

Eclesiastés 9:5
Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, ni tienen ya ninguna recompensa, porque su memoria está olvidada.

Eclesiastés 11:6
De mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano, porque no sabes si esto o aquello prosperará, o si ambas cosas serán igualmente buenas.

Isaías 38:10
Yo dije: A la mitad de mis días he de entrar por las puertas del Seol; se me priva del resto de mis años.

 

Isaías 38:18
Pues el Seol no te expresa gratitud, ni la muerte te alaba. Los que descienden a la fosa no pueden esperar tu fidelidad.