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1 Timoteo 1:12 La Biblia de las Américas (LBLA)

Gratitud de Pablo por la gracia de Dios

 

12 Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; 13 aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús. 15 Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos[i]: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. 16 Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia[j] como un ejemplo para los que habrían de creer en El para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey eterno[k], inmortal, invisible, único Dios, a El sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Anhelando El Cielo Según La Biblia
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

 

“…ANHELABAN UNA PATRIA MEJOR, ES DECIR, LA CELESTIAL…” (Hebreos 11:16NVI)
Mel Blanc fue la voz detrás de los personajes de dibujos animados de la Warner Brothers de las series Looney Tunes. Al final de cada episodio Porky Pig salía con la misma despedida: ‘¡Eso es todo, amigos!’ Mel Blanc murió hace unos 27 años. ¿Y sabes lo que su familia puso en su lápida? “¡Eso es todo, amigos!” Pero esto no es todo, como sabemos bien en el fondo de nuestro ser. La Biblia dice que Dios: “…ha puesto eternidad en el corazón del hombre…” (Eclesiastés 3:11). Es un anhelo que nunca desaparece. Por eso los egipcios construyeron las Pirámides y los griegos ponían una moneda de oro debajo de la lengua de los que fallecían, para que pudieran pagar al barquero que los haría cruzar el río Estigia.
Pero nuestro anhelo no es sólo una vida más larga, sobre todo si eso significa que va a ser más tiempo haciendo siempre lo mismo. En una ocasión, un instituto bíblico envió a sus alumnos puerta a puerta a hablar con la gente de temas espirituales. Dos de ellos llamaron a una puerta donde apareció una mamá de tres niños todo azarada, con la aspiradora en una mano y un niño llorando en la otra; además, se le estaba quemando la comida y el cuarto de estar estaba tan sucio y desordenado que hubiera podido considerarse como una “Zona de Siniestro”. ‘¿Está usted interesada en la vida eterna?’, le preguntaron. ‘Sinceramente, no creo que podría aguantarla’ dijo la madre. La verdad es que no queremos más de lo mismo. Queremos que los que está mal aquí esté bien allá, que se acabe el sufrimiento; queremos aire limpio, trabajos gratificantes, políticos honrados, conciencias limpias, belleza inagotable y el fin de la soledad y de las guerras. En otras palabras, queremos el Cielo. Y la gran noticia es que si Cristo es tu Salvador, ¡allí es donde irás cuando mueras!

ANHELABAN UNA PATRIA MEJOR, ES DECIR, LA CELESTIAL (Hebreos 11:16NVI)
En los siglos XVI y XVII floreció un tipo de arte cristiano que consistía en cuadros de objetos diarios de belleza: un jarrón con flores, una mandolina, un aparador con fruta. Pero en alguna parte del cuadro, medio escondido, figuraban siempre dos recordatorios de la brevedad de la existencia humana: una calavera y un reloj de arena. Se les llamó a esas pinturas vanitas. Esta palabra proviene del pasaje de Eclesiastés que dice: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” Generación va y generación viene (Eclesiastés 1:2,4). No se introdujeron los símbolos de la calavera y el reloj de arena para fomentar lo macabro; eran sencillamente un recordatorio de que toda posesión y todo logro que tenemos son temporales y por ende, no dignos de nuestra devoción. Estos símbolos pretendían prepararnos para el momento en que tendremos que encontrarnos con Dios; allí se sopesarán el significado y el valor de nuestras vidas y se nos dará nuestra recompensa eterna.


Al apóstol Pablo no le asustaba hablar de la muerte, sobre todo de la suya: “Para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia” (Filipenses 1:21). El obispo del siglo XVII Jeremy Taylor escribió: “Puesto que nuestra morada no es de este mundo, siendo nuestro paso por él tan efímero, debemos buscar en otra parte una ciudad donde habitar, un lugar en otra patria donde poner nuestra morada, donde Dios sea los muros y los cimientos, donde encontremos descanso, o de lo contrario, no descansaremos jamás”. Pablo no fue el único que anheló el Cielo, también los patriarcas y los héroes del Antiguo Testamento lo hicieron. “En la fe murieron todos éstos” eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra “que buscaban una patria” esto es, celestial (Hebreos 11:13-16). ¡Qué futuro tan maravilloso nos espera!

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Inmune

 

 

Cuando hemos pasado por alguna enfermedad causada por un virus, por ejemplo la varicela, el organismo, una vez que ha sido tratado, crea anticuerpos que lo hacen inmune a esta enfermedad, eso impide que uno vuelva a ser contagiado con ese virus.

Podemos hacer una excelente comparación con nuestra vida espiritual. Si estamos pasando por una depresión, por algún momento tan difícil que está produciendo en nosotros sentimientos de derrota, de temor, de duda, que hacen flaquear nuestra fe; ¿No crees que podríamos crear anticuerpos que nos hagan inmunes a todas esas enfermedades del alma?
Debes confiar en Dios, en su infinito poder, poner tu necesidad a sus pies y dejar que su paz te inunde para que no mueras con ese “virus” que te está atacando.

Si estás saliendo de esta prueba no debes bajar la guardia, la forma de crear anticuerpos que eviten que caigas en lo mismo o que seas nuevamente infectado con esos malos sentimientos que te destruyen, es una comunicación constante con Dios.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 1 Juan 5:18

En algún momento volverá a ocurrir un problema, nuevamente aparecerá ese recuerdo, esa persona o esa tentación que quiere que caigas una vez más en lo mismo, que quiere invadir tu ser, pero recuerda que tú ya tienes un agente que te defiende y te protege de cualquier invasión o contagio.
Depende de ti crear ese anticuerpo y que cumpla su función con respecto a todos esos ataques a los que somos susceptibles. Una vida que agrade a Dios, caracterizada por la oración, comunión y amor evitará que vuelvas a ser infectado y derrotado.

Si una vez te lastimaron, ya no volverán a hacerlo; la resistencia a cualquier pensamiento y sentimiento negativo sólo dependen de ti.

 

 

 

 

Telma Céspedes
CVCLAVOZ