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Nehemías 13:15 La Biblia de las Américas (LBLA)

Reformas de Nehemías

13 Aquel día leyeron del libro de Moisés a oídos del pueblo; y se encontró escrito en él que los amonitas y los moabitas no debían entrar jamás en la asamblea de Dios, porque no recibieron a los hijos de Israel con pan y agua, sino que contrataron contra ellos a Balaam para maldecirlos; pero nuestro Dios convirtió la maldición en bendición. Y sucedió que cuando oyeron la ley, excluyeron de Israel a todo extranjero.

Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de los aposentos de la casa de nuestro Dios, y que era pariente[a] de Tobías, le había preparado un gran aposento[b], donde anteriormente se colocaban las ofrendas de cereal, el incienso, los utensilios, y los diezmos del cereal, del mosto y del aceite prescritos para los levitas, los cantores y los porteros, y las contribuciones[c] para los sacerdotes. Pero durante todo este tiempo yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo había ido al rey; pero después de algún tiempo, pedí permiso al rey, y vine a Jerusalén y me enteré[d] del mal que Eliasib había hecho por favorecer a Tobías, al prepararle un aposento en los atrios de la casa de Dios. Esto me desagradó mucho, por lo cual arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera del aposento. Entonces ordené que limpiaran los aposentos; y puse de nuevo allí los utensilios de la casa de Dios con las ofrendas de cereal y el incienso.

10 También descubrí[e] que las porciones de los levitas no se les habían dado, por lo que los levitas y los cantores que hacían el servicio se habían ido[f], cada uno a su campo. 11 Por tanto, reprendí a[g] los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Entonces reuní a los levitas[h] y los restablecí en sus puestos. 12 Entonces todo Judá trajo el diezmo del cereal, del mosto y del aceite a los almacenes.13 Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad[i] era repartir las raciones a sus parientes[j]. 14 Acuérdate de mí por esto, Dios mío, y no borres las obras de misericordia que he hecho por la casa de mi Dios y por sus servicios.

15 En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban los lagares en el día de reposo, y traían haces de trigo y los cargaban en asnos, y también vino, uvas, higos y toda clase de carga, y los traían a Jerusalén en el día de reposo. Y les amonesté por el día en que vendían los víveres.16 También habitaban allí[k], en Jerusalén, tirios, que importaban pescado y toda clase de mercancías, y los vendían a los hijos de Judá en el día de reposo. 17 Entonces reprendí a[l] los nobles de Judá, y les dije: ¿Qué acción tan mala es esta que cometéis profanando el día de reposo?18 ¿No hicieron lo mismo vuestros padres, y nuestro Dios trajo sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta aflicción? Vosotros, pues, aumentáis su furor contra Israel al profanar el día de reposo.

19 Y aconteció que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén, antes del día de reposo, ordené que se cerraran las puertas y[m] que no las abrieran hasta después del día de reposo. Entonces puse algunos de mis siervos a las puertas para que no entrara ninguna carga en día de reposo. 20 Pero una o dos veces, los mercaderes y vendedores de toda clase de mercancía pasaron la noche fuera de Jerusalén. 21 Entonces les advertí[n], y les dije: ¿Por qué pasáis la noche delante de la muralla? Si lo hacéis de nuevo, usaré fuerza[o] contra vosotros. Desde entonces no vinieron más en el día de reposo. 22 Y ordené a los levitas que se purificaran y que vinieran a guardar las puertas para santificar el día de reposo. Por esto también acuérdate de mí, Dios mío, y ten piedad de mí conforme a la grandeza de tu misericordia.

23 Vi también en aquellos días a judíos que se habían casado con[p]mujeres asdoditas, amonitas y moabitas. 24 De sus hijos, la mitad hablaban la lengua de Asdod, y ninguno de ellos podía hablar la lengua de Judá, sino la lengua de su propio pueblo[q]. 25 Y contendí con ellos y los maldije, herí a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y les hice jurar por Dios, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos; tampoco tomaréis de sus hijas para vuestros hijos ni para vosotros mismos.26 ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Sin embargo, entre tantas naciones no hubo rey como él, y era amado por su Dios, y Dios le había hecho rey sobre todo Israel; pero aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Y se debe oír[r] de vosotros que habéis cometido todo este gran mal obrando infielmente contra nuestro Dios casándoos con[s]mujeres extranjeras? 28 Aun uno de los hijos de Joiada, hijo del sumo sacerdote Eliasib, era yerno de Sanbalat horonita, y lo eché de mi lado.29 Acuérdate de ellos, Dios mío, porque han profanado el[t] sacerdocio y el pacto del sacerdocio y de los levitas.

30 Así los purifiqué de todo lo extranjero, y designé oficios para los sacerdotes y levitas, cada uno en su ministerio, 31 e hice arreglos para la provisión de leña en los tiempos señalados y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder
Posted by: Pastor Carlos Vargas Valdez in Semana Santa 0

 

 

1 Corintios 6:14
Cuando el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y preparado para el entierro, ninguna persona esperaba que el se levantaría tres días después. Sin embargo, por el poder de Dios, Él fue levantado de entre los muertos y ascendió a su Padre en el cielo. La celebración de la resurrección no puede ser desestimada- por que el mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos, nos levanto a nosotros para vivir una vida resucitada.

Antes de conocer a Jesús como Señor, seguíamos los dictados de muerte del mundo, la carne y el diablo. Estábamos propensos a seguir por cualquier viento de doctrina que soplaba más allá de nosotros. Más, cuando comenzamos a vivir una vida resucitada, todo cambió dentro de nosotros-la oscuridad se convirtió en luz, la desesperación se convirtió en esperanza y el caos se convirtió en paz.

El vivir una vida resucitada es algo más que asistir a la iglesia de manera regular; se trata de una oportunidad de tomar todos los días como un milagro de Dios para vivir al máximo. Nuestras vidas revelan la luz y gloria de Jesucristo por nuestra conducta, actitud y perspectiva. No es que no tengamos días y problemas difíciles –es que nuestros problemas y días difíciles no nos tienen a nosotros.
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Una vida resucitada es libre para explorar los misterios más profundos de Dios a través de su palabra. Una vida resucitada puede conocer la voz de Dios y seguir la dirección del Espíritu Santo. Una vida resucitada, no es guiada por la vergüenza, remordimiento, o el miedo. Una vida de resurrección no tiene miedo de tomar pasos de fe en lugares oscuros. Jesús pudo haber nacido en la tierra y negarse a sufrir la muerte por nuestra salvación eterna. Pero No obstante Amaba cada uno de nosotros tanto que voluntariamente puso su vida y la volvió a tomar para que pudiéramos vivir una vida resucitada.

Oración:
Amado Señor, gracias por la vida resucitada que puedo vivir por tu sacrificio por mis pecados. Oro para que el poder de resurrección me de fuerza y valor para enfrentar todos los días hasta que Jesús venga a buscarme. Amén.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

Esperar en Dios

 

 

Normalmente solemos pensar que esperar en Dios equivale a un tiempo de inactividad, pero en realidad esa espera no tiene nada que ver con la parálisis de actividades o el estancamiento de planes, sino con una actitud activa.

Podemos tomar el ejemplo que nos da el profeta Habacuc. En el primer capítulo del libro que lleva su mismo nombre, hay una lista de peticiones que él tenía; desde reclamos por la opresión de su pueblo a manos de los Caldeos, hasta la maldad que parecía apoderarse de todos. Pero después de exponer todas sus peticiones, al inicio del capítulo 2 dice: “Estaré atento y vigilante, como lo está el centinela en su puesto, para ver qué me dice el Señor y qué respuesta da a mis quejas.” Versión Dios Habla Hoy
Esa es la verdadera actitud de alguien que espera en Dios. Notemos que no es igual a hacer fila para ser atendido o guardar las energías recostado en el sillón antes que empiece un programa de tv. No se trata de matar el tiempo mientras ocurre lo que esperamos, se trata de ser más como un soldado que aguarda vigilante y firme en su puesto.

Una correcta espera en Dios siempre nos va a llevar a obtener respuestas claras y precisas. Después de todo, el Espíritu Santo no nos guiará por caminos incorrectos o va fallar en sus instrucciones. 
El ejemplo más claro es Jesús, Él nunca falló en su ministerio, pero no sólo porque es Dios Hijo. Recordemos que se despojó por completo de su divinidad para hacerse semejante a todos los hombres, Filipenses 2:7. La clave del éxito en su ministerio fue su continua relación con Dios Padre. Esa obediencia a todas las instrucciones que recibía constantemente en sus tiempos de oración, lo llevaron a cumplir la misión que tenía en sólo 3 años de ministerio. En Jesús tenemos el ejemplo perfecto.

Quizás en nuestra mente surjan varias razones por las que no obtenemos respuesta a nuestras peticiones, después de todo sabemos que Jesús vivió una vida perfecta y no podemos compararnos a Él, pero precisamente su muerte y sacrificio son la razón por la que podemos acercarnos a Dios superando el pecado y toda barrera que antes nos separaba.

“Y en Cristo tenemos libertad para acercarnos a Dios, con la confianza que nos da nuestra fe en él.” Efesios 3:12 versión Dios Habla Hoy.

Debemos orar con fe para ser escuchados y esperar, como un centinela, la respuesta que se nos vaya a dar.

“Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán.” Marcos 11:24 Versículos Dios Habla Hoy

 

 

 


Héctor Colque
CVCLAVOZ