Juan 8:3-4 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

 

 

La mujer sorprendida en adulterio

 

 

Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos. Y al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venía a El; y sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos trajeron* a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio, le dijeron*: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices? Decían esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en la tierra. Pero como insistían en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra. E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Pero al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Jovenes Cristianos – TENGO MIEDO

Pasaje clave: Isaías 43:1, 5.

 

 

 

Hay tres clases de temores o miedos:

1. El temor natural, normal y sano que nos libra del peligro.

2. El temor reverencial, respetuoso hacia Dios, que es una virtud y nos libra del pecado.

3. El temor esclavizante que nos destruye y nos impide desarrollarnos y desarrollar nuestras capacidades. Es una emoción negativa. A este miedo también se lo llama fóbico.

Cuando hablemos de temores o miedos vamos a estar refiriéndonos a esta última clase.

¿A qué le tienes miedo? Por ejemplo:

“Todos me van a abandonar, o tal vez no me acepten como soy”.
“Esta dureza en el brazo, ¿será maligna?”.
“¿Y si fracaso en la escuela?, ¿O hago el ridículo delante de los demás?”
“¿Y si me agarra una patota y me violan?”
“Si mi papá se queda sin trabajo, ¿qué va a pasar con nosotros?”
Cuando estas ideas comienzan a anidarse en nuestras mentes, el miedo se apodera de nosotros. Nos angustiamos y vivimos inseguros.

Estos temores son producidos en el mismo infierno, y Satanás muy hábilmente los introduce en nuestras mentes produciéndonos ansiedad, perturbación y nerviosismo.

Son temores que nos quitan la paz y la alegría. De noche no podemos descansar bien por miedo a que suceda lo que hemos estado pensando o por miedo a otras cosas. Surgen sueños desagradables o pesadillas y ya no podemos recobrar el sueño. El temor se produce cada vez que creemos las mentiras de Satanás esperando que suceda lo que él anuncia.

En la Biblia hay varios ejemplos de personas que tuvieron miedo:

Uno de los amigos de Job. (Job 32:6). 
David. (Salmo 31:13).
Job. (Job 3:25).
Los discipulos de Jesús. (Marcos 4:41).
Satanás aprovecha nuestros temores para hacernos dudar de las VERDADES de Dios.

¿Cómo puedes enfrentar tu miedo?

Mira lo qué dice David en el Salmo 34:4 y 6.

¿Cuándo nos libra el Señor? Cuando CLAMAMOS en forma específica.

Por ejemplo: “Señor, tengo miedo de que vuelvan a tratarme mal. De sentirme un inútil cuando me piden que haga algo. Libráme, Dios”.

Entonces, Dios nos libra por medio de su verdad. Nos da una palabra de verdad que nos libra del temor. Por ejemplo: “Señor, tu Palabra dice que todo lo puedo en Cristo que me fortalece y que vos me has dado capacidad y no me consideras un inútil. Creo esta palabra tuya”.

Otro ejemplo: “Señor, tengo miedo de que se me rían y me rechacen cuando les hable a mis compañeros de Jesús. Llbráme de este temor Señor, en el nombre de tu Hijo”.

Dios nos da, entonces una palabra que nos fortalece. Por ejemplo Jeremías 1:8 al 10.

Cuando David clamó, Dios le dio una palabra específica que David creyó, ¿cuál fue? (vs.7).

Cuando le creemos a Dios y rechazamos la mentira de Satanás, somos librados y nuestros temores desaparecen. Pero es necesario orar, pedirle al Señor una palabra específica sobre ese miedo que nos perturba, creerla y proclamarla en oración.

Es muy bueno que memoricés y anotés versículos bíblicos que Dios te dé, para poder recordarlos, creerlos y repetirlos cada vez que Satanás intente producirte miedo con sus mentiras.

Para cuando sientas miedo: Nehemías 6:14. Salmo 23:4, 27:3, 46:1 al 3, 56:3-4, 11. Josué 1:9. Jeremías 1:8 al 10. Daniel 10:19. Isaías 8:12b, 43:1 al 3. Salmo 91, 112:7. Juan 14:27. Hechos 11:27, 18:9-10.

 

 

 

Extracto del libro: “Verdades Que Sanan”. (Editorial Logos).

Por Edgardo Tosoni

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Biblioteca mental

 

 

Dios nos hizo con muchos talentos y capacidades, pero hay algo que Dios nos dio para poder usar y sacar el mayor provecho, nos dotó a todos de esto, pero no le hemos dado el uso de debemos: la memoria.

A diferencia de lo que muchos creen, la memoria no nos fue dada sólo para ser un calendario que recuerde fechas importantes o números, conocimientos acerca de la ciencia, arte, matemática, historia y las muchísimas cosas por las que nos hemos esmerado en acumular. Dios también nos dio este gran talento de grabar en nuestra biblioteca mental, y tener presente siempre, la Palabra de Dios en nuestras vidas.

No hemos estado explotando este gran potencial que tenemos. Aparte de acumular bellos recuerdos, las bendiciones que hemos recibido de parte de Dios y los momentos en los que nos ha levantado, es muy bueno leer la Palabra, meditarla, memorizarla y vivirla.

Pero, ¿cómo poder vivirla si ni siquiera la recordamos? Memorizamos películas pero no historias Bíblicas, aprendemos canciones pero no versículos, cuando son éstos los que nos ayudarán en todo momento, puesto que la Palabra de Dios no vuelve vacía y se aplica en todo tiempo, lugar y circunstancia.”Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Hebreos 4:12 (RVR-1960)

Jesús mismo conocía la Palabra de su Padre, pues cuando estaba siendo tentado, claramente Él se defendía con la Palabra de Dios diciendo “Escrito está…”. Al igual que Jesucristo, deberíamos comenzar a usar esta arma poderosa que está en nuestras manos y aprovechar al máximo nuestra capacidad de memoria y registrarla en nuestra mente y corazón.
Hoy te animo a leer la Biblia, meditarla, memorizarla para así poder vivirla. Repite y comienza a memorizar diciendo “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” Salmos 119:11 (RVR-1960).

 

 

 

Telma Céspedes
CVCLAVOZ