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Deuteronomio 32:4  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

 

Cántico de Moisés

 

 

32 Prestad atención, oh cielos, y dejadme hablar;
y escuche la tierra las palabras de mi boca.
Caiga como la lluvia mi enseñanza,
y destile como el rocío mi discurso,
como llovizna sobre el verde prado
y como aguacero sobre la hierba.
Porque yo proclamo el nombre del Señor;
atribuid grandeza a nuestro Dios.
¡La Roca! Su obra es perfecta,
porque todos sus caminos son justos[a];
Dios de fidelidad y sin injusticia,
justo y recto es El.
En forma corrompida se han[b] portado con El.
No son sus hijos, debido a los defectos de ellos;
son una generación perversa y torcida.
¿Así pagáis al Señor,
oh pueblo insensato e ignorante?
¿No es El tu padre que te compró?
El te hizo y te estableció.
Acuérdate de los días de antaño;
considera los años de todas las generaciones.
Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber;
a tus ancianos, y ellos te lo dirán.
Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia,
cuando separó los hijos del hombre[c],
fijó los límites de los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
Pues la porción del Señor es su pueblo;
Jacob es la parte de su heredad.
10 Lo encontró en tierra desierta,
en la horrenda[d] soledad de un desierto;
lo rodeó, cuidó de él,
lo guardó como a la niña de sus ojos.
11 Como un águila que despierta su nidada,
que revolotea sobre sus polluelos,
extendió sus alas y los tomó,
los llevó sobre su plumaje.
12 El Señor solo lo guió,
y con él no hubo dios extranjero.
13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra,
y comió el producto del campo;
le hizo gustar[e] miel de la peña,
y aceite del[f] pedernal,
14 cuajada de vacas y leche de ovejas,
con grosura de corderos,
y carneros de raza de Basán y machos cabríos,
con lo mejor del trigo;
y de la sangre de uvas bebiste vino.

15 Pero Jesurún[g] engordó y dio coces
(has engordado, estás cebado y rollizo);
entonces abandonó a Dios que lo hizo,
y menospreció a la Roca de su salvación.
16 Le provocaron a celos con dioses extraños,
con abominaciones le provocaron a ira.
17 Ofrecieron sacrificios a demonios, no a Dios,
a dioses que no habían conocido,
dioses nuevos que vinieron recientemente,
a los que vuestros padres no temieron.
18 Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.

19 Y el Señor vio esto, y se llenó de ira[h]
a causa de la provocación de sus hijos y de sus hijas.
20 Entonces El dijo: “Esconderé de ellos mi rostro,
veré cuál será su fin;
porque son una generación perversa,
hijos en los cuales no hay fidelidad.
21 “Ellos me han provocado a celo con lo que no es Dios;
me han irritado con sus ídolos[i].
Yo, pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo;
los irritaré con una nación insensata,
22 porque fuego se ha encendido en mi ira,
que quema hasta las profundidades del Seol[j],
consume la tierra con su fruto,
e incendia los fundamentos de los montes.

23 “Amontonaré calamidades sobre ellos,
emplearé en ellos mis saetas.
24 “Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga[k]
y destrucción amarga;
dientes de fieras enviaré sobre ellos,
con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.
25 “Afuera traerá duelo la espada,
y dentro el terror,
tanto al joven como a la virgen,
al niño de pecho como al hombre encanecido.
26 “Yo hubiera dicho: ‘Los haré pedazos,
borraré la memoria de ellos de entre los hombres’,
27 si no hubiera temido la provocación del enemigo,
no sea que entendieran mal sus adversarios,
no sea que dijeran: ‘Nuestra mano ha triunfado[l],
y no es el Señor el que ha hecho todo esto.’”

28 Porque son una nación privada[m] de consejo,
y no hay en ellos inteligencia.
29 Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto,
que discernieran su futuro[n].
30 ¿Cómo es que uno puede perseguir a mil,
y dos hacer huir a diez mil,
si su Roca no los hubiera vendido,
y el Señor no los hubiera entregado?
31 En verdad, su roca no es como nuestra Roca;
aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan[o].
32 Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma
y de los campos de Gomorra;
sus uvas son uvas venenosas,
sus racimos, amargos.
33 Su vino es veneno de serpientes,
y ponzoña mortal[p] de cobras.

34 “¿No tengo yo esto guardado conmigo,
sellado en mis tesoros?
35 “Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo el pie de ellos resbalará,
porque el día de su calamidad está cerca,
ya se apresura lo que les está preparado.”
36 Porque el Señor vindicará a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos,
cuando vea que su fuerza[q] se ha ido,
y que nadie queda, ni siervo ni libre.
37 Dirá El entonces: “¿Dónde están sus dioses,
la roca en que buscaban refugio,
38 los que comían la grosura de sus sacrificios,
y bebían el vino de su libación?
¡Que se levanten y os ayuden!
¡Que sean ellos vuestro refugio!
39 “Ved ahora que yo, yo soy el Señor[r],
y fuera de mí no hay dios.
Yo hago morir y hago vivir.
Yo hiero y yo sano,
y no hay quien pueda librar de mi mano.
40 “Ciertamente, alzo a los cielos mi mano,
y digo: Como que vivo yo para siempre,
41 cuando afile mi espada flameante[s]
y mi mano empuñe la justicia,
me vengaré de mis adversarios
y daré el pago a los que me aborrecen.
42 “Embriagaré mis saetas con sangre,
y mi espada se hartará de carne,
de sangre de muertos y cautivos,
de los jefes[t] de larga cabellera del enemigo.”
43 Regocijaos, naciones, con su pueblo,
porque El vengará la sangre de sus siervos;
traerá venganza sobre sus adversarios,
y hará expiación por su tierra y su pueblo.

 

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION


Luchando Por Tu Matrimonio Según La Biblia

 

 

“SI EL SEÑOR NO EDIFICARE LA CASA, EN VANO TRABAJAN LOS QUE LA EDIFICAN…” (Salmo 127:1)

 

No nos cuesta recordar cuándo y dónde nos casamos, pero a veces olvidamos el por qué nos casamos. Dios creó a Eva porque sabía que Adán se sentía solo e incompleto. Por lo tanto, si el propósito del matrimonio es la cercanía, el enemigo del matrimonio es la distancia. Los problemas surgen cuando esperas que tu cónyuge satisfaga todas tus necesidades. ¡Eso sólo lo puede hacer Dios! Un hombre preguntó a su amigo: ‘¿Cómo es que nunca te has casado?’ El amigo le respondió: ‘Porque estaba buscando a la mujer perfecta’. ‘¿Y nunca la encontraste?’ Insistió el amigo. ‘Sí la encontré, ¡pero con tan mala suerte que ella también estaba buscando al hombre perfecto!’ La Biblia dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

¿Puede haber un matrimonio perfecto? No, pero cuando dos personas deciden darse completamente el uno al otro, se acercan bastante a la perfección. En una encuesta entre miles de parejas casadas, éstas son las principales razones que aludieron como causa de su infelicidad:

1) No estaban de acuerdo en muchas áreas.
2) No sabían cómo se sentía el otro.
3) Se decían cosas hirientes.
4) No se sentían amados.
5) No se sentían valorados.
6) No tenían a nadie en quien confiar.
7) Tanto el marido como la mujer creían que estaban dando más que el otro.
8) Apenas se elogiaban.
9) Deseaban más afecto.
10) No había comunicación.

Ahora bien, puesto que Dios creó el primer matrimonio, una buena forma de empezar a cambiar las cosas es hablarle a Él del tuyo.

“LOS SABIOS TIENEN RIQUEZAS Y LUJOS” (Proverbios 21:20 NTV)

Una de las causas más comunes de la ruptura matrimonial son las finanzas. Se cuenta de un monaguillo que durante una boda pasaba el plato de la colecta en la iglesia. Cuando uno de los invitados no quiso dar nada, le dijo: ‘Entiendo cómo se siente señor, pero el padre de la novia necesita el dinero’. Hablando en serio, la razón primordial de divorcio en estos días es el dinero. Es bastante curioso, dado que ahora tenemos mucho más que en generaciones pasadas. ¿Dónde radica el problema, entonces? En pocas palabras: en nuestro estilo de vida. Cuanto más tenemos, más queremos y más estamos dispuestos a endeudarnos para conseguirlo. Cuando las cosas van bien, esa filosofía funciona, pero en los últimos 50 años hemos vivido varias crisis económicas.

Pongamos un ejemplo: alguien que compró una vivienda por 100.000 pensando que la iba a vender por 200.000 dos años más tarde, acabó perdiéndolo todo porque el mercado inmobiliario se desplomó. Imaginemos la presión que eso causa en el matrimonio. Los fuertes aguantan; los débiles no. En los últimos tiempos se ha vuelto a oír una palabra que teníamos olvidada: frugalidad. Significa comprar sólo lo que te puedes permitir. La Biblia dice: “Tesoro preciado… hay en la casa del sabio, pero el hombre insensato todo lo disipa” (Proverbios 21:20). Los expertos financieros recomiendan tener un fondo en una cuenta de ahorros para poder sobrevivir seis meses en caso de situaciones adversas. En la última década hemos vivido una gran crisis económica. Eso nos enseña que el secreto de la felicidad en el matrimonio no es gastar al máximo, sino ahorrar y sacar tiempo para disfrutar de lo que se tiene.

“TENED TODOS EN ALTA ESTIMA EL MATRIMONIO Y LA FIDELIDAD CONYUGAL, PORQUE DIOS JUZGARÁ A LOS ADÚLTEROS Y A LOS QUE COMETEN INMORALIDADES…” (Hebreos 13:4 CST)

Clara Null comenta: “En mi clase de Escuela Dominical para niños estábamos aprendiendo los Diez Mandamientos; cuando llegamos al de “no cometerás adulterio” dudé si sería apropiado explicar lo que era el adulterio. Pero enseguida una niña de siete años alzó la mano y preguntó ‘¿Qué significa “cometer” ‘En serio, si vives dirigido por los impulsos en lugar de por el compromiso, tu matrimonio se resentirá. La palabra “compromiso” se explica mucho mejor en los votos matrimoniales que hiciste. ¿Los recuerdas? “Tomo a… como legítimo esposo/a para vivir según lo ordenado por Dios en el santo estado del matrimonio. Prometo estar contigo en las alegrías y en las penas, en la pobreza y la riqueza, en la salud y la enfermedad, y dejando a todos/todas los/las demás serte fiel hasta que la muerte nos separe”. ¡Esas palabras las dijiste delante de Dios!

Un hotel importante puso este anuncio en una pantalla para que lo vieran los automovilistas al pasar: “Ten tu próxima aventura amorosa en nuestro hotel”. Eso no tiene gracia cuando consideras las ramificaciones. Un psiquiátrica prominente comentó: ‘He aconsejado a miles de parejas, y todavía no he conocido al primer adúltero feliz’. Las consecuencias son siempre iguales: vergüenza, temor, pérdida, soledad y depresión. Cuando violas tu propia integridad, es difícil vivir con la culpabilidad. No te dejes engañar por esos famosos que se acuestan unos con otros. El secreto de la felicidad en el matrimonio no es encontrar a la persona idónea sino llegar a ser la persona idónea. La Biblia dice que tenemos que satisfacer las necesidades espirituales, emocionales, materiales y sexuales de nuestro cónyuge. Empieza a hablar de estas cosas con él o ella. Si te cuesta hacerlo, pide ayuda. ¡Merece la pena luchar por tu matrimonio!

“…SERÁN GANADOS AL OBSERVAR LA VIDA…” (1 Pedro 3:1-2 NTV)

Tener una misma fe es el pegamento que hace que tu matrimonio siga unido en tiempos de pruebas. Pero cuando uno de los cónyuges es no es creyente, es más duro para el otro. Jesús dijo: “…Lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo 19:6). Destaquemos las palabras “lo que Dios juntó”. Toda relación que Dios haya unido podrá mantenerse. Al hablar de una esposa cuyo marido había muerto Pablo escribe: “…Ella queda libre para casarse con quien quiera, pero solamente si ese hombre ama al Señor” (1 Corintios 7:39 NTV). Cuando tu cónyuge no comparte tu fe, os encontraréis cada uno tirando del extremo opuesto de la cuerda. Pablo pregunta: “¿Cómo puede un creyente juntarse a un incrédulo?”(1 Corintios 6:15 parafraseado). Un antiguo predicador fue tajante: ‘Cada vez que un hijo de Dios se casa con un hijo del diablo, ¡el primero va a tener problemas con el suegro!’
Ahora bien, eso no significa que no tengas que amar a tu esposo/a no creyente. En realidad, tienes que amarlos más. Hablando de cónyuges incrédulos, Pedro escribe: “…Si algunos de ellos no creen en la Palabra, puedan ser ganados más por vuestro comportamiento que por vuestras palabras, al observar vuestra conducta íntegra y respetuosa” (1 Pedro 3:1-2 CST). Existe la medicina preventiva y la medicina correctiva. Cuando Pablo nos insta a no casarnos con un no creyente, está usando la medicina preventiva. Cuando Pedro habla de vivir con un incrédulo y ganarlo para Cristo con tu amor y tu estilo de vida, está usando la medicina correctiva. En cualquier caso, solamente hay una cosa que garantiza el éxito: “Sólo el amor vive para siempre…” (1 Corintios 13:8 TLA). Por lo tanto ¡lucha por tu matrimonio!

“LAS MUCHAS AGUAS NO PODRÁN APAGAR EL AMOR…” (Cantares 8:7)
Muy pronto en el matrimonio descubres que la mayor amenaza para la pareja es el egoísmo. Una madre estaba tratando de explicar a su hijito los beneficios de no ser egoísta. Concluyó su exposición diciendo: ‘Estamos en este mundo para ayudar a los demás’. El niño se quedó pensativo y luego preguntó: ‘Entonces ¿para qué están los demás aquí?’ Cuando dos personas ponen sus necesidades y sus deseos personales en primer lugar, van a chocar.

Veamos algunos ejemplos de egoísmo en el matrimonio:

a) La familia política.

Es una señal de egoísmo e inmadurez estar continuamente “dando la vara” con lo que decían tus padres o como hacían ellos las cosas. No es justo para tu cónyuge y va a dañar vuestra relación.

b) La pornografía.

Escribió el salmista: “Me negaré a mirar cualquier cosa vil o vulgar. Detesto a los que actúan de manera deshonesta…” (Salmo 101:3 NTV). La pornografía es tan adictiva como la heroína y un sinnúmero de matrimonios están siendo arruinados por ella. No solamente te deja avergonzado, también destruye la autoestima de tu pareja.

c) Los desacuerdos.

No seas como la mujer que le dijo a su amiga: ‘Llevamos 20 años casados y nunca nos hemos peleado. Si surge una diferencia de opinión y yo tengo razón mi marido cede’. Su amiga le preguntó: ‘¿Y qué pasa si él tiene razón?’ Sin titubear, la primera respondió: ‘¡Eso nunca ha ocurrido!’

d) La falta de oración.

El 90 por ciento de las parejas cristianas no leen la Biblia ni oran juntos. ¿Lo haces tú ? Si Cristo es lo más importante de vuestras vidas, debería ser lo que más disfrutéis compartir. Cuando la pasión y la belleza física se desvanecen, el amor de los dos a Jesús os sostendrá a través de las tormentas de la vida. Por lo tanto ¡lucha por tu matrimonio!

 

 

 

 

Un Encuentro Con la Palabra

REFLEXION

 

 

Migraciones

 

 

El popular portal de información llamado Wikipedia, define migración como todo desplazamiento de la población (humana o animal) que se produce desde un lugar a otro, llevando consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat, en el caso de las especies animales.

Generalmente los animales suelen migrar cuando se presentan dificultades en su ambiente como la falta de comida, un entorno climático desfavorable o complicado para su subsistencia.

Éste fenómeno se presenta no sólo en las aves, sino también en especies que son terrestres y acuáticas, de esta última se destaca la tortuga verde. Éste animal marino al nacer es más pequeño que la palma de la mano, pero un adulto puede llegar a pesar 300 kg.

Lo increíble es el recorrido que hace para poder migrar. Viaja cerca de 2,600 kilómetros, más o menos, desde las costas de California en los Estados Unidos hasta el litoral de Sydney en Australia. Estos nadadores intrépidos consideran la necesidad de buscar alimento, un clima adecuado y un entorno seguro para emprender éste viaje tan largo, por lo general siguen su instinto, y siempre llegan a su destino.

No solamente migran los animales y las personas de forma física, sino también puede hacerlo nuestro corazón.

Lucas 15:11-32, narra la parábola del hijo pródigo quien creyó que viviendo a su manera le podría ir mejor. Sin dudarlo se fue de la casa de su padre, llegó a su destino con la parte de herencia que le tocaba, pero la libertina vida que vivió lo llevó a despilfarrarlo todo y con el tiempo solamente halló pobreza, tristeza y soledad.

Muchas veces en el afán de buscar lo mejor por nuestra propia cuenta, nuestro corazón se aleja de la voluntad de Dios y con el tiempo sólo encontramos frustración y pena: al criar a nuestros hijos, administrar nuestro negocio, conducir nuestro ministerio, dirigir nuestro matrimonio, etc.

Quizás uno o más de estos aspectos de tu vida estén en este momento provocándote una profunda frustración por los resultados que estás obteniendo. El problema es el habitad que se ha formado alrededor tuyo al no tener la presencia de Dios en él.

Si algún área de tu vida es motivo de pena, tristeza o constantes fracasos, es el momento de migrar de vuelta a los brazos de Dios.

Las tortugas marinas migran por instinto con la seguridad de encontrar un habitad mejor. El hijo pródigo regresó a los brazos de su Padre con la seguridad de hallar misericordia, con un corazón verdaderamente arrepentido y encontró mucho más de lo que pensó.

Deuteronomio 4:29-31 “Pero si allí buscan al Señor su Dios con todo su corazón y con toda su alma, lo encontrarán… él, que es bondadoso, no los abandonará ni los destruirá, ni se olvidará de la alianza que hizo con los antepasados de ustedes y que juró cumplir.” Versión Dios Habla Hoy (DHH)

¿Tienes una frustración, una pena, cometiste un error, las cosas no te salen como esperabas? No dudes más, emprende tu migración de retorno a los brazos de Dios.
Con seguridad encontrarás mucho más de lo que esperas.

 

 


Héctor Colque 
CVCLAVOZ